Humanitarismo y dignidad: Cuba es y seguirá siendo una isla de esperanzas
Editorial
Cuba está "llegando a su fin" y ahora se enfrenta al "mayor cambio de su historia". Esto aparece en casi todos los periódicos alemanes, pero no en este, porque estamos convencidos de que dicho cambio histórico ya tuvo lugar hace 50 años.
En esta edición usted encuentra un análisis de la imagen de Cuba que muestran los poderosos medios en Alemania y de las razones que los motivan a ello. Además, presentamos una película y un libro que comprenden interesantes capítulos de nuestra historia individual y colectiva. Resumimos la situación de Alemania 20 años después de la caída del muro y reportamos sobre la vida de los cubanos en el Berlín unificado.
En las páginas siguientes abordamos el importante tema de la Unión Europea, cuya política, como es sabido, también ofrece a Cuba muchos consejos "amistosos" o estrictos respecto al "cambio democrático" que este país necesita. Aquí mostramos en qué consiste el proyecto de la Unión Europea y cómo a través de éste los derechos democráticos y sociales se ven limitados en la misma Europa.
Cuba no es para nosotros ni un romántico Museo de la Revolución, ni un lugar de peregrinación, ni el paraíso. Sabemos que el nuevo camino social, o sea, el socialismo, está impregnado de errores y contratiempos, y es que ahora, cuando en Cuba las conquistas de la Revolución se toman ya como algo muy natural, las generaciones más jóvenes llegan con nuevas aspiraciones y exigencias. Quien mejor conoce las transformaciones que este país necesita es su pueblo y sólo ellos pueden determinar su futuro.
Para nosotros Cuba es y seguirá siendo una isla de esperanzas. Cuba resiste y progresa a pesar de los innumerables obstáculos. Después de los huracanes "Ike" y "Gustav" el país necesita más ayuda y solidaridad que antes. Aquí presentamos un proyecto de este tipo.
Aun cuando carecen de muchas cosas debido al bloqueo o a insuficiencias internas, a Cuba y su gente les sobra aquello que es incalculable: el humanitarismo y la dignidad. Los movimientos progresistas en América Latina han hecho que esta esperanza no exista de forma aislada. Aquí mostramos cómo ésta se irradia en Europa, que ahora, en medio de la crisis, está pagando el precio de su política desalentadora.
Por Cuba sentimos un amor sólido y vital. A este tipo de amor le es inherente una profunda amistad. Y es que los amigos intercambian experiencias, se critican entre sí sin reprimendas ni castigos, aprenden unos de los otros. Les une un fin común.
Inútil advertencia sobre la trampa. Manifestación en Berlín contra la Reunificación el 19 de Diciembre de 1989
Aún 20 años después de la caída del muro la Unidad Alemana es una expresión vacía
¿Qué posición ocupan actualmente los germanoorientales en la Alemania reunificada? En la República Federal representan el 20% de la población. El número de alemanes del este que ocupan cargos de dirección en la justicia y el ejército es 0%, en la economía 0,4%, en la administración 2,5%, en la ciencia 7,3%, en los medios de comunicación 11,8% y en los sindicatos 12,4%. Incluso en los nuevos estados sólo la mitad de los cargos de dirección son ocupados por habitantes de la región.
A nadie le irá peor, por el contrario, a muchos les irá mejor", prometió Helmut Kohl, Jefe de Gobierno de Alemania Federal, durante el preludio de las primeras elecciones de la Alemania reunificada el día 2 de diciembre de 1990. Tampoco los pensionados, los enfermos, los desempleados, las víctimas de la guerra y los que recibían asistencia social debían temer reducciones de pago por causa de la unidad alemana. No sería necesario aumentar ni un céntimo a los impuestos para financiar la nueva situación.
En un tiempo estas promesas se desvanecieron ya que la introducción del marco de la RFA como moneda única se llevó a cabo precipitadamente, a pesar de las advertencias de los expertos y produjo resultados catastróficos. El número de desempleados de Alemania Oriental en 1990 aumentó de 142 000 en junio hasta 642 000 en diciembre, mes en que tuvieron lugar las elecciones. Aquellos con vista larga, podían presentir hacia donde los llevaría este viaje. Pero todavía la mayor parte de los habitantes del Este albergaban el optimismo y la esperanza. Las nuevas marcas de autos aún alimentaban su autoestima. Sin embargo, las ilusiones se esfumaron con rapidez.
Con la unión monetaria la indefensa economía del Este fue expuesta de un día para otro a un choque destructivo. En pocos años se perdió el 70% de los puestos de trabajo en la industria y la agricultura. Hasta hoy son palpables las consecuencias de este desmoronamiento.
La política conservadora de la unificación se basaba en la idea de que la puesta en práctica del ya existente sistema institucional occidental era más importante que la máxima explotación de los potenciales reales. El intento de ajustar la economía de la RDA al contexto económico mundial fue saboteado, por lo que se perdieron mercados importantes. En muchos sectores de la sociedad como la cultura, la ciencia, la salud y la educación, se ignoraron las ideas de la RDA, que eran más avanzadas. En especial las mujeres, quienes en la RDA habían conseguido un alto grado de igualdad de derechos e independencia económica, fueron víctimas del retroceso de las conquistas sociales. El cambio político y social en los nuevos estados federados se efectuó a través de un mando exterior, donde la población casi no tuvo participación y las experiencias y valores de la Alemania Oriental no desempeñaron ningún papel. Esta transformación exógena de la sociedad estuvo ligada a una enorme transferencia de instituciones, de poderes y recursos desde la Alemania Occidental hacia la oriental. Casi todos los cargos de dirección fueron ocupados por alemanes del Oeste y los intelectuales del Este perdieron fueron desplazados de la atención pública.
Naturalmente, el proceso de transformación política también suplantó todo aquello que los movimientos populares habían alcanzado en los años 1989 y 1990 en pro de un nuevo socialismo. La élite conservadora del Oeste rechazó el legado del auge democrático de los últimos años de la RDA. Con la unión a la RFA en octubre de 1990, finalizó el diálogo de los germano-orientales en torno a su origen y su futuro. Luego del auge democrático de 1989 en Alemania del Este ocurrió una desilusión sobre la esencia de la democracia occidental, una experiencia caracterizada por la impotencia y la depresión.
Como nueva norma se admitieron sólo instituciones, partidos, medios de comunicación, formas políticas, discursos, interpretaciones y sistemas de valores occidentales. A la vista de los conservadores, Alemania Oriental era un "territorio especial atrasado". Muchos germano-orientales tuvieron la impresión de que en la República Federal eran "alemanes de segunda clase".
El radical cambio de élite convirtió a más de 100 000 científicos de la RDA en jubilados y desempleados. Además de los intelectuales gran parte de la fuerza militar, política y económica también fue degradada. Se invalidaron historiales profesionales, proyectos de vida, cualificaciones y títulos profesionales y educacionales. Millones de personas han sido y son humilladas a través de la actividad de los medios y los políticos, que han satanizado a la RDA en la conciencia pública como una segunda dictadura en Alemania.
Las consecuencias de esta desvalorización objetiva y subjetiva fueron aún más graves que la propia desindustrialización. Nunca hubo tiempo para efectuar una valoración crítica de los principales errores cometidos durante la reunificación alemana. Los problemas graves fueron más bien interpretados como un legado de la RDA, que fue catalogada de "Estado de hecho" y con la fórmula de "segunda dictadura alemana" fue colocada al mismo nivel que el sistema criminal fascista.
Por supuesto, el proceso de unificación no sólo reconoce a perdedores, al menos desde el punto de vista material, sino también a los ganadores, los establecidos y los excluidos. Sin embargo, los problemas mentales y culturales relacionados con la colonización real continúan existiendo. Se ha mostrado que se puede imitar un marco organizativo político, pero no la sociedad civil y el reconocimiento público político que a él pertenecen.
La discriminación material continúa. Los jubilados del este reciben por sus rendimientos pasados un porcentaje bastante menor al de los del Oeste. Los intelectuales reciben en realidad sólo un 30% de las pensiones en comparación con los de la Alemania del Oeste. Todas las predicciones y promesas melodiosas del "canciller de la unidad" rápidamente se transformaron en lo contrario. La unificación le proporcionó a la economía del oeste una coyuntura especial que duró pocos años. Esta economía no pudo eludir por mucho tiempo las tendencias económicas mundiales. Después del aumento de los impuestos se incluyeron rápidamente en el orden del día reducciones de pagos a los desempleados y a los necesitados de asistencia social. Durante el mandato de Gerhard Schröder, en toda Alemania se introdujo la reforma "Hartz IV" para desempleados e incapacitados, la cual provocó la pobreza masiva y lastimó la dignidad de muchas personas en uno de los países más ricos del mundo. Millones de puestos de trabajo perdieron su valor. Hoy ya se habla en todo el país de una "situación precaria". Bajo el gobierno de Ángela Merkel son los ciudadanos quienes cargan el peso de los gigantescos costos de la actual crisis financiera mundial.
Alemania se encuentra hoy más lejos de la unidad interna que en el año 1990.
El Prof. Dr. Siegfried Prokop, periodista e historiador, trabajó hasta 1996 como profesor universitario en el Instituto de Historia de la Universidad Humboldt en Berlín. Autor de numerosas publicaciones sobre la historia de la RDA.
Rei con su gato y Natalie: Cuba seguirá su propio camino
Los cubanos también dan un toque a la diversidad cultural de la capital alemana y con ello se sienten más cerca de su isla
Según las estadísticas, de los 3,4 millones de habitantes en Berlín casi medio millón son extranjeros. La mayoría de ellos llegaron a Berlín del Oeste antes de la caída del muro como fuerza de trabajo barata y desde entonces la segunda y tercera generación de estos inmigrantes han hecho de Berlín su casa.
Como ciudad cosmopolita por excelencia, en Berlín están registradas oficialmente personas de 148 países, de los 193 estados soberanos reconocidos por la ONU. Casi tres cuartas partes de estos habitantes con raíces foráneas proceden de otros países de Europa. Todos ellos contribuyen en gran medida al especial encanto de esta ciudad metropolitana, y aquí los cubanos también ponen su granito de arena. Aproximadamente 1200 cubanos son también berlineses, un número que, comparado con otros grupos de emigrantes resulta, sin embargo, relativamente pequeño. Más de la mitad de los casi 24 000 americanos que viven legalmente en Berlín son naturales de EE.UU. y antes de Cuba figuran aún las comunidades de brasileños y canadienses. Pero los datos oficiales seguramente no abarcan la cifra real, pues muchos inmigrantes del este de Europa y de países del tercer mundo viven y trabajan aquí sin documentos ni residencia oficial.
Si uno habla con cubanos establecidos aquí, nota que ellos alaban las ventajas, la diversidad y la universalidad de la ciudad. Sin embargo, la vida en Berlín se ha vuelto más dura: resulta difícil encontrar trabajo, sobre todo el bien remunerado, y también el clima y el temperamento de los alemanes, que son más fríos, probablemente contribuyan a que la nostalgia por su isla jamás se desvanezca.
En busca de huellas cubanas dentro de la vida citadina uno encuentra casi una docena de bares y restaurantes, en algunos de los cuales generalmente se puede disfrutar en vivo del baile y la música cubana. Sin embargo, de toda la variedad latinoamericana de Berlín, estos sólo representan una fracción. Algunas tiendas pequeñas se han especializado en productos cubanos y ofertan a los alemanes admiradores de Cuba y a los cubanos de aquí productos “vitales” como el ron, el tabaco y el café. Entre ellas se encuentra la Tienda Cubana, que oferta estas mercancías vía Internet desde Berlín. Aquí me he enterado de que la demanda de estos clásicos cubanos, famosos por su buena calidad, continúa en ascenso. Para los cubanos que viven en Alemania estas tiendas y locales son importantes puntos de encuentro y la comida típica y los objetos Made in Cuba un pedazo de patria.
Uno de estos lugares se encuentra un poco apartado, en una calle interior del distrito berlinés Friedrichshain. Antiguamente, este era un típico barrio de obreros y aún en nuestros días no es una zona refinada. Muchos estudiantes se han mudado aquí, la población es variada y por las calles se suele escuchar lenguas romances. Un pequeño grupo de habitantes cubanos siempre acude a la “Fiesta de Solidaridad” que se celebra cada año cercano al 26 de julio en un parque aledaño.
El “Cubanísimo” es un diminuto bar que apenas tiene lugar para una docena de invitados. Durante el verano los clientes se sientan en bancos al aire libre frente a la colorida entrada y discuten más animados y alto de lo que acostumbran los alemanes. Pero en esta tarde de enero el bar está desolado. Enero es un mes malo para el negocio gastronómico, me explican Irmgard y Wolfgang, los encargados esta tarde. En la pared detrás del mostrador está la famosa foto de Fidel y Hemingway, también el Ché está presente.
Irmgard es de Baviera y está casada con Florentino, quien vive en Berlín desde 1993, trabaja como mecánico y es además el dueño de este bar. Por estos días él está de vacaciones en La Habana, su ciudad natal. También Wolfgang, de origen austriaco y naturalizado en Berlín occidental, está casado con una cubana. Su nombre es Miriam y antes fue policía de tránsito y estudió electrónica en la RDA. La mayor parte de los clientes habituales del bar son los llamados cubanos de la RDA, que vinieron a estudiar o trabajar y se casaron con alemanes o “desertaron” junto a los demás hacia el Oeste después de la caída del muro. Por aquí también se aparecen de vez en cuando algunos boxeadores cubanos que han sido contratados por clubes berlineses y pelean por dinero en vez de por honor.
Irmgard y Wolfgang aman la belleza de Cuba y la amabilidad de su gente. Dicen que los cubanos son gente humilde, pero muy cultos y siempre solidarios entre sí. Wolfgang opina que los alemanes no ayudan a sus familias como lo hacen los cubanos, y que esto es necesario porque después de todo, en Cuba todavía se racionan los alimentos – “como pasó con nosotros después de la guerra”, aunque, según él, el gobierno cubano seguramente recibe mucho dinero de los EE.UU. por la Base de Guantánamo. Los chismes en el “Cubanísimo” son tan frecuentes como en Cuba: el dueño reporta que el Presidente Chino estuvo en estos días de visita en La Habana, incluso hasta el Jefe de Estado ruso, a quien desde hace décadas no se le veía por allá. Algo esta pasando en Cuba, pero Wolfgang tampoco sabe qué exactamente, pero sí escuchó que los hermanos Castro son unas de las personas más ricas del mundo. Yo puedo disuadirlo de este cuento de hadas que fue publicado en una revista estadounidense.
En Kreuzberg, el distrito vecino, me encuentro con Reinaldo y a su esposa alemana Natalie. Rei se casó con ella en 1999 y vive en Berlín hace casi 10 años. En la Habana fue fotógrafo por tradición familiar, y trabajaba para una revista de deporte. Luego comenzó de socorrista en Rescate y Salvamento y finalmente fue profesor de buceo en Playa Girón. Él me cuenta que luego de sufrir un terrible accidente en 1992 recibió una excelente atención médica y mucho apoyo a pesar de las enormes dificultades que existían por causa del Periodo Especial. Entre sus amigos berlineses están otros cubanos, sin embargo la nacionalidad en realidad no es un criterio determinante en este sentido.
Casi todos sus compatriotas aún están muy ligados a su tierra, aunque la prensa de aquí también ejerce influencia sobre ellos. Reinaldo opina que aquí publican “la misma mierda” sobre Cuba que en El Nuevo Herald y en el resto de los periódicos de Miami. La sociedad y el gobierno en Cuba no son perfectos, pero sí “mejores que muchos otros”. Me gustaría saber qué cambios se necesitan en Cuba con urgencia. Por supuesto que la burocracia es horrible, pero en todos lados es así, también en Alemania. Finalmente Rei dice que el bloqueo tiene que irse abajo, pero el auto-bloqueo, la espera por los cambios desde arriba, probablemente eso sea lo más difícil. ¿Seguirá la generación posterior a la de Fidel Castro el camino de la Revolución? ¿Podrá Cuba celebrar también su Aniversario 60, contrario a lo que esperan los medios de comunicación capitalistas? En esto Rei y Natalie son optimistas: “Ojalá, sí, seguramente”.
Peter Steiniger es redactor del periódico junge Welt y responsable de su edición digital.