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Buchmesse Havanna 2008

Buchmesse Havanna 2008

  • · edición especial

    Invasión en Venezuela

    Ingo Niebel

    En Venezuela los rebeldes han derrocado a un gobierno próximo a Washington y amenazan con usar armas nucleares. El gobierno estadounidense contrata a dos agentes especiales que deben evitar ese extremo. Se trata del francotirador Graves y del experto en lucha cuerpo a cuerpo Long. Ambos van a operar sin protección oficial. En el caso de que fuesen detenidos, la Casa Blanca negaría cualquier relación con ellos.

    Este escenario es solo un campo de acción entre África y Rusia en el cual el jugador del nuevo programa »Conflict: Denied Ops« puede intervenir. El título es porque el programa descifrado significa: »Conflicto: operaciones desmentidas«. A lo largo de las décadas, en las que los servicios secretos y las fuerzas armadas de EE.UU. realizaban sus acciones criminales contra Cuba y otros estados, elaboraron un sistema tal que permite al presidente de la primera potencia mundial negar saber algo sobre un acto delictivo contra un gobierno extranjero. El juego salió a la venta el 12 de febrero del 2008 en versiones para el ordenador, la Xbox 360 y el PlayStation3.

    En el 2005 apareció el juego »Mercenaries 2: World in Flames«, en el cual el jugador adopta el papel de un mercenario que antes de entrar en acción se compra sus armas de alta tecnología en el mercado negro. Entre sus campos de batalla se encuentra Venezuela, donde »un tirano, ansioso de asumir más poder, interfiere en el suministro de petróleo e inicia una invasión, que convierte Venezuela en una zona de guerra«.

    En el mismo año se lanzó al mercado la continuación del juego »Rainbow« (arco iris). En este caso se trata de una unidad antiterrorista internacional que actúa bajo las órdenes de la ONU. La tropa ha sido creada por Tom Clancy quien la ha descrito en sus novelas. El novelista es asimismo autor de libros de no-ficción sobre temas militares en los cuales describe con todo lujo de detalles el poderío belicista de EE.UU.

    Si el presidente George Bush es el ejecutor de la política neoconservadora y Samuel Huntington su ideólogo, a Clancy le corresponde el papel de propagandista. El juego »Rainbow« es parte del siguiente escenario: en el año 2007 EE.UU. se encuentra en una crisis provocada por un embargo petrolero. Atentados terroristas contra ciudadanos e intereses estadounidenses agudizan la situación. »También Venezuela que suministra petróleo a EE.UU. es objetivo de estos ataques« se lee en el texto que anuncia el lanzamiento del juego al mercado. El equipo »Rainbow« debe salvar la situación.

    A través de esos juegos, en el hemisferio norte se pretenden transmitir nuevas imágenes del enemigo y justificar la agresión tanto abierta como encubierta contra Estados soberanos y Gobiernos legítimos en el sur.

    Aunque los tres juegos no correspondan a la situación actual de Venezuela sí hacen recordar aquel »juego de guerra« que la OTAN realizó en mayo del 2001 en los ordenadores del Estado Mayor de la Fuerza Aérea española. La maniobra virtual se llamaba »Operación Balboa«. Su punto de partida era que algunos rebeldes ocupaban las regiones occidentales de Venezuela, por cierto, ricas en petróleo, y empezaban a chantajear al Gobierno de Caracas. Paralelamente atacaban a súbditos e intereses de EE.UU. en ese país. Dado que los rebeldes ignoraron las resoluciones de la ONU, esta pidió a la OTAN que interviniera militarmente en Venezuela. Solo se sabe que ese juego de guerra de la OTAN terminó con que un piloto de caza estadounidense derribó aquel avión que llevaba al jefe de los rebeldes a bordo. Apenas un año después, unos golpistas, apoyados por Washington y Madrid, fracasaron con su golpe de Estado dirigido contra el presidente Hugo Chávez. Las circunstancias evitaron una guerra civil y la división territorial de Venezuela.

    El diario venezolano Últimas Noticias reveló la existencia de la Operación Balboa en el 2004.

  • · edición especial

    La guerra como cultura

    Jana Frielinghaus

    Uno debería pensar que las ferias de libros son para la literatura de ficción y para la literatura especializada. En el sentido más amplio de esta premisa, por supuesto, el ejército de un país también tendría derecho a presentar sus publicaciones. El Ejército Federal Alemán, que hasta hace unos años siempre estaba presente en las ferias de libros, pero, por ejemplo, en la segunda mayor feria alemana del libro en Leipzig, en marzo del 2004, no tenía ni un solo libro en su stand de la exposición, que al mismo tiempo era también el más grande de todo el Evento.

    En realidad se trataba de atraer a los jóvenes y hacerlos picar el anzuelo. La guerra se les presentaba como una herramienta normal de la política. Es bien sabido que el Ejército alemán desde 1999 participa en intervenciones en contra del derecho internacional en todo el mundo, aunque su mandato según la Constitución, solo es la defensa del territorio nacional. Pero en 1992, fueron incluidas en las »directrices políticas de defensa« del Ejército alemán públicamente con toda franqueza que su tarea es el »asegurar el acceso sin trabas a los mercados y a las materias primas en el mundo«. Y más encima el ex-ministro socialdemócrata de Defensa Peter Struck abogó por la participación del Ejército Federal Alemán en la llamada »guerra contra el terror« en Afganistán.

    En tiempos de creciente desempleo de los jóvenes, al Ejército alemán no le es en absoluto difícil atraer y ganar a los adolescentes. A muchos de estos jóvenes, los cuales pertenecen a los perdedores del sistema selectivo de educación alemán, apenas les queda otra alternativa. Pero la tropa no solo está buscando gente de los »sedimentos bajos de la sociedad«, como una vez un oficial del Ejército alemán, encargado para la educación y formación, llamó, en forma menospreciable, a la postulante clientela de su patrón, sino que también jóvenes con bachillerato técnicamente interesados, que hayan absuelto la escuela secundaria. Consecuentemente con eso, el Ejército alemán instaló su stand expositor en la Feria del Libro en Leipzig, justo en medio de las editoriales de libros para los niños y los jóvenes. Los adolescentes eran atraídos y seducidos con un juego con el nombre POL & IS. La abreviatura significa »Política y Seguridad Internacional«. Mediante una simulación con el computador se les aclara el mundo a los jóvenes, desde el punto de vista del Ejército alemán. En el informe anual de los oficiales jóvenes del Ejército alemán, este juego es alabado y recomendado como el instrumento publicitario más importante de »la labor de información del ejército« . En el año 2004 un colaborador del periódico Junge Welt (Mundo Joven) pudo observar en la Feria del Libro de Leipzig, como visitantes jóvenes en el stand del Ejército alemán se pasaban jugando a practicar una misión de intervención armada internacional en Ecuador.

    No obstante, justo durante esta feria en el stand del Ejército alemán se produjo un escándalo, cuando editores de izquierda y visitantes se reunieron para hacer una pequeña manifestación de protesta. Anteriormente, alrededor de 2 500 editores, escritores y visitantes ya se habían pronunciado con sus firmas, en contra de prolongar la presencia militar en la feria. Portavoz durante esta manifestación de este movimiento opositor a la presencia militar en la feria, fue Dietmar Koschmieder, director gerente de la Editorial 8 de Mayo, en la que se imprime el Junge Welt. Él estaba armado solo con un megáfono.

    En vista de la acción espontánea, el jefe de la Exposición soc. Ltda alarmó a la policía y a la policía militar para impedir la »acción del periódico Junge Welt«. Estos llegaron y arremetieron de inmediato tirando al suelo brutalmente a Koschmieder, atándolo de manos y pies, y lo arrastraron fuera del pabellón de la exposición. Aunque él no ofreció ninguna resistencia, se emitió en su contra una orden de condena por lesiones corporales y resistencia contra los agentes de la ley. Seis meses más tarde en el juicio oral ante el tribunal del distrito de Leipzig con el pago de una multa de 600 euros se puso término al proceso.

    La Exposición soc. Ltda, que se ve como manifiesta ejecutora de los intereses del Estado y de los militares, pronunció, contra Koschmieder, a pesar de todo, una prohibición general de entrada al recinto de la feria – sin embargo, al año siguiente no le impidió la entrada ni a él, ni tampoco al periódico Junge Welt: Al fin y al cabo cada exponente en la feria es un cliente que paga a los organizadores del evento.

    A raíz de los titulares negativos en la prensa, el Ejército alemán se ha retirado provisionalmente de la feria del libro – incluso el mayor periódico alemán sensacionalista y conservador Bild, informó con fotos de la acción brutal contra los manifestantes. Desde entonces el ejército renunció también a estar presente en la feria del libro más grande de Alemania en la ciudad de Francfort del Meno. Tampoco figura nuevamente en la lista de expositores de la exposición de libros de este año en Leipzig que comienza el 13 de Marzo. La retirada del ejército fue un gran éxito para el movimiento de protesta contra la propaganda bélica en un evento cultural.

    Pero en ferias, que se orientan al público más joven, los militares siguen presentes, como por ejemplo en la exposición YOU, una exhibición para jóvenes entusiastas del deporte y de la técnica – a pesar de que aquí también desde hace 12 años se realizan regularmente protestas. Para colmo, en la exposición de 1996 durante una exhibición se estrelló un helicóptero del Ejército alemán con 13 jóvenes que habían ganado un viaje gratuito de vuelo: todos perdieron la vida.

  • · edición especial

    Con el símbolo de la paloma

    Peter Steiniger

    Lucha contra la guerra global« (Fight global War) – bajo este lema protestaron miles de personas en una manifestación en contra de la denominada Conferencia de Seguridad del 8 hasta el 10 de febrero, en Munich, en el sur de Alemania.

    Allí, protegidos por una enorme presencia de soldados y policías, se reúnen cada año lobbyistas de la industria armamentista, funcionarios del Gobierno y militares de alto rango. En la reunión no oficial participan unos 40 ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa, en su mayoría de los países de la OTAN. Deliberan sobre misiones de guerra, sobre estrategias militares internacionales y sobre los negocios con la muerte. Las protestas del Movimiento por la Paz expresan lo que muchos en Alemania opinan de esta »seguridad«: Ella significa guerra, tortura y terror. Las protestas dejan en claro que la injusticia y la explotación global son las causas reales de la guerra y que a los gobernantes lo que les importa son los beneficios y las materias primas.

    En el siglo pasado Alemania fue responsable por dos guerras mundiales con millones de víctimas. De la historia solo podía sacarse una lección: Del suelo alemán no debería comenzar nunca más una guerra. Pero en 1990, después de la anexión de la República Democrática Alemana (RDA) por parte de la República Federal (RFA) pronto esta máxima no tuvo más validez.

    Paso a paso se llevó a cabo el regreso a la normalidad »imperialista« y a la eliminación del derecho internacional público. Intereses económicos y estratégicos son impuestos nuevamente militarmente. El ejército federal es reorganizado, con mucho dinero, para ser convertido en un ejército de intervención que pueda actuar a nivel mundial. La guerra es otra vez un instrumento de la política: El quiebre histórico se llevó a cabo en 1999, cuando aviones bombarderos alemanes fueron involucrados en el ataque de la OTAN a Yugoslavia. Alemania es una fuerza motriz en el rearme de la Unión Europea para convertirla en un poderoso bloque y además apoya activamente las intervenciones de los Estados Unidos en la »guerra contra el terror«.

    La mayor base militar de la Fuerza Aérea estadounidense fuera del territorio de Estados Unidos, se encuentra en Alemania en Ramstein. Desde allí son transportadas tropas y equipos a los diversos campos de guerra. En Afganistán el ejército alemán participa de la ocupación del país. Para el entonces ministro de defensa alemán, Peter Struck, Alemania »va a ser defendida ahora también en la región del Hindu Kush«. Este año soldados del Ejército alemán van a intervenir también activamente en acciones de guerra.

    Mientras que la salud y la educación están cada día más caras y más de cuatro millones de personas en Alemania no tienen trabajo, los gastos del estado para armamentos aumentan cada vez más. Este desarrollo es acompañado por una ofensiva ideológica en los principales medios de comunicación, para camuflar las intervenciones como humanitarias o para disimularlas como protección contra las amenazas terroristas.

    Todo esto está sucediendo a pesar de que una mayoría de la población en Alemania rechaza tanto estas aventuras belicosas y como también la militarización de la política exterior. La tarea principal del Movimiento por la Paz es superar la pasividad de esta mayoría. Muchos alemanes se comprometen contra el aumento de los armamentos, en contra de las exportaciones de armamentos y luchan por la paz. El Movimiento por la Paz es múltiple: va desde socialistas y comunistas, también grupos religiosos y hasta muchos jóvenes que están en contra de las políticas del G-8 y en contra de un orden mundial unipolar. Su debilidad radica en el hecho de que muchos luchan en forma aislada y esporádica. Pero, incluso en condiciones difíciles no debe caerse en ninguna clase de resignación. Las grandes protestas de decenas de miles en contra de la reunión Cumbre del G-8 en la ciudad de Heiligendamm en el verano del 2007, fueron también una culminación de la lucha por la paz y por la solidaridad. Ellas fueron la prueba de que la izquierda puede movilizar a la gente y ganar en fuerza.

    El movimiento pacifista alemán tiene profundas y antiguas raíces en el movimiento laboral. Rosa Luxemburgo y Karl Lieb­knecht, fundadores del Partido Comunista de Alemania, simbolizaron ya en la Primera Guerra Mundial la lucha contra el nacionalismo y el militarismo. Para la socialista Alemania Oriental, hasta el final, tuvo prioridad suprema la preservación de la paz en Europa y la solidaridad internacional. En Alemania Occidental los pacifistas y la izquierda lucharon contra el rearme alemán, contra la política de la OTAN y contra la carrera de armamentos nucleares. En los años ochenta, cientos de miles de personas protestaron contra los nuevos misiles nucleares que pusieron en peligro la paz mundial y que llevó al campo soviético a desangrarse en la carrera armamentista. Después de la unificación alemana, los Movimientos por la Paz del Este y del Oeste se han unido y crecido juntos. Lo más destacado de su actuación fueron las acciones contra las guerras de Estados Unidos y sus aliados, en el Golfo y en contra de Yugoslavia.

    Máxima prioridad tiene hoy la demanda de la retirada de Afganistán del Ejército alemán. En el Parlamento federal solamente el partido »La Izquierda« (Die Linke) apoya completamente esta demanda. Con campañas para informar a la población, con las recolecciones de firmas y con manifestaciones, también este año será proseguido el trabajo por la Paz. Otro punto central consiste en obstaculizar que el ejército reclute jóvenes para el ejército federal en las oficinas de empleo. ¡Nadie debe dejarse enrolar en la guerra por causa de necesidad extrema o por falta de perspectivas! El Movimiento por la Paz necesita medios de comunicación con una clara posición contra la guerra y contra el imperialismo para llegar hoy en día a la opinión pública alemana. El consecuente periódico antibélico Junge Welt (Mundo Joven) está día por día al lado del Movimiento por la Paz.

  • · edición especial

    Desfilan otra vez los militares

    Peter Wolter

    La humanidad no podrá olvidar jamás que en ningún país del mundo se ha sufrido tanto como en aquellos que fueron sometidos a la barbarie de las hordas fascistas alemanas donde murieron aproximadamente 55 millones de seres humanos. Quedarán para siempre en nuestras memorias nombres como Auschwitz, Dachau o Mauthausen, donde millones de judíos de toda Europa fueron brutalmente asesinados. Con alguna razón nombra Fidel Castro en el libro de Ignacio Ramonet Cien horas con Fidel las »tradiciones bélicas« alemanas1.

    No obstante es necesario recalcar que también hubo numerosas personas que no sólo rechazaron hacerse partícipe de estas atrocidades, sino que decidieron luchar contra el fascismo alemán. Socialistas alemanes como Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo, fundadores del Partido Comunista Alemán, perdieron sus vidas en esta lucha, pero quedaron para la historia como un ejemplo vivo de rebeldía nacional contra la Alemania Fascista.

    Pocos años después de terminada la Primera Guerra mundial la historia se repite. Apoyada por la industria y una gran parte de la oligarquía de este país Alemania se dirige a una nueva guerra de conquistas. Otra vez son los comunistas los que se rebelan. Ya el secretario general del Partido Comunista Ernst Thälmann sentenciaba: »Quien vota por Hitler, vota por la guerra«.

    Después de la toma del poder por Hitler en 1933, fueron en primera línea los comunistas, los que se organizaron, con pancartas, realizando actos de sabotaje e informando a la opinión pública sobre el peligro que se avecinaba. A ellos se unieron también muchos cristianos, socialdemócratas y ciudadanos sin ningún interés político.

    Comenzó la guerra, como anunció Thälmann. Fue la guerra más cruel y brutal que haya vivido Europa en toda su historia El 8 de mayo de 1945 la Unión Soviética derrota a la Alemania Fascista y los nazis son obligados a capitular incondicionalmente.

    Con la creación de la República Federal Alemana (RFA) surge entonces el siguiente estado fascista Alemán contando con todo el apoyo del gobierno imperialista de los EE.UU. y de los países de Europa Occidental.

    Puestos estratégicos del nuevo gobierno fueron ocupados por políticos y funcionarios del antiguo gobierno de Hitler, así como también los servicios de inteligencia, la policía y la justicia. En estas fuerzas todavía perduraban con gran influencia los sentimientos de venganza y de revancha por la guerra perdida.

    Es así que en los años cincuenta Alemania fue escenario de grandes protestas guiadas por comunistas y pacifistas alemanes contra las tendencias neofascistas dentro del gobierno y de las Fuerzas Armadas de Alemania. Son los socialdemócratas los que nuevamente tratan de boicotear y frenar las mismas.

    Hoy ya casi nadie se acuerda en Alemania de que fue el Parlamento Alemán el que a finales de los años cincuenta firmó el primer acuerdo sobre las armas nucleares. Esta decisión se convirtió en una pesadilla para la humanidad: la bomba atómica en manos de políticos alemanes de derecha, los mismos que jamás hubieran actuado en contra del naciente fascismo alemán.

    En la parte de Alemania oriental surge un estado de nuevo tipo, la República Democrática Alemana (RDA). El mismo fue creado por aquellos que habían luchado contra el fascismo, los que habían sido liberados de las cárceles y campos de concentración por el Ejército Rojo. La tarea fundamental de este estrado consistió en preservar la paz. Pero para lograr este objetivo tuvo que crear su propio ejército para defenderse de las tendencias agresivas y militaristas de la Alemania Federal.

    En 1990, con la desaparición de la Unión Soviética y debido a los errores cometidos por el propio gobierno, desaparece también la RDA. El ejército popular de la RDA fue el único que jamás participó en guerra alguna, ni agredió a ningún otro país.

    Con la desaparición de la Unión Soviética y de la RDA los gobiernos guerreritas de occidente tuvieron todas las posibilidades para desarrollar su industria bélica.

    En primer lugar fue EE.UU., el país que en el 1991 y con el apoyo político y logístico de Alemania, entre otros países, inició la guerra genocida contra el pueblo iraquí. A esta guerra le siguieron las guerras en los Balcanes – preparada y ejecutada por Alemania, la cual participaba por tercera vez en una guerra en esta región en el siglo XX. Por primera vez después de la Segunda Guerra Mundial participaban alemanes en una guerra, en la guerra contra el pueblo Serbio. Desde que la RDA dejó de existir los militares alemanes tienen toda libertad para desarrollar sus tendencias belicistas. No solo en Serbia sino también en Macedonia, en Kosovo, en Somalia, en el Sudán, en la costa libanesa, en África y en Afganistán participan hoy soldados alemanes. Para este año está planificado el envío de tanques y de material bélico pesado. Todo esto se lleva a cabo con el objetivo de conservar la seguridad por una parte y de ampliar la influencia de la industria alemana en esas regiones. Por otra parte se trata de hacer creer al pueblo que estas intervenciones militares tienen un carácter humanitario.

    Esta forma de militarización en el exterior se repite en el interior. Desplegar tropas en el interior está prohibido según la Constitución alemana, pero el partido conservador de la canciller Angela Merkel hace de las tropas un factor interior. La intención se ha vislumbrado pronto: desde la destrucción de la RDA se acortaron los sueldos, las rentas, el sistema sanitario y el sistema educativo. Se han elevado las ganancias de los ricos y ha prosperado el paro obrero, gran parte del pueblo alemán vive en la miseria, aunque las fuentes oficiales lo desmienten.

    La manifestación contra esta política ha surgido y crece. El número de huelgas se ha incrementado, las protestas contra el recorte de las leyes sociales son abundantes. Los burgueses alemanes saben muy bien a dónde puede llevar este camino: a una huelga general y a un refuerzo del movimiento socialista. Para parar este movimiento y aplastar el crecimiento de una segunda RDA no hay suficientes policías. Por eso el Ministro del Interior prueba por todos los medios, hasta mediante el Tribunal supremo, instalar fuerzas militares en el interior.

    1 Cien horas con Fidel, Conversaciones con Ignacio Ramonet, La Habana 2006, p. 564.

  • · edición especial

    Por una cultura de paz

    Harald Neuber

    Alrededor de 20 000 personas se reunieron el 19 de abril de 1945 en el campo de concentración Buchenwald. Solo una semana antes fue liberado el más grande campamento de prisioneros de los nazis. Mientras que el ejército de Estados Unidos avanzaba hacia las tropas alemana fascistas, los mismos prisioneros organizaban un levantamiento y expulsaban a los funcionarios del campamento. Sin embargo, fue una victoria amarga. Alrededor de 56 000 personas murieron en Buchenwald: trabajadores obligados a laborar provenientes de Europa Oriental, comunistas, socialdemócratas, prisioneros de guerra y judíos. Mientras que en Berlín el ejército de Hitler todavía luchaba contra los aliados, se reunían las víctimas en Buchenwald para hacer juntos el juramento, que durante decenios, se convirtió en el lema político: »!Nunca más fascismo!, !nunca más guerra!«

    Desde ese entonces, el nombre Buchenwald existe para las dos partes de Alemania. En este lugar se sintió el odio ciego de los fascistas, quienes fusilaron, asfixiaron con gas y mataron de hambre a cientos de miles de personas. Este delito ocurrió solo a pocos kilómetros del castillo barroco Ettersberg, en el que un siglo antes, vivió y trabajó Johann Wolfgang von Goethe, el más famoso representante de la época clásica alemana; un ilustrado y demócrata. Por esa razón, Buchenwald nos recuerda hoy en día que la cultura y la civilización siempre se deben defender contra la barbarie y el fascismo.

    Esto también lo sabían las víctimas sobrevivientes de Buchenwald. Tras tantos años de guerras y sufrimiento tenían todos los motivos para odiar a los soldados. Sin embargo, sucedió lo contrario: »Nosotros agradecemos a los ejércitos aliados de Estados Unidos, Ingleses, Soviéticos y todos los ejércitos a favor de la libertad«, así decía en el juramento de Buchenwald. Como el escritor Goethe, las víctimas del fascismo se habían propuesto »la construcción de un nuevo mundo de paz y libertad«.

    Durante más de cuatro décadas estos pensamientos se habían defendido en Alemania. Este país estuvo dividido desde 1949 hasta 1989. Con la República Democrática Alemana (RDA) existió un estado que resultó de la Alemania fascista vencedora. Fue un estado que hizo suyo el juramento de Buchenwald: »!Nunca más Fascismo!, ¡nunca más guerra!«

    Sin embargo, los tiempos han cambiado. Junto con la Unión Soviética desapareció en 1990 también la RDA y finalizada esta se retornó al militarismo en Alemania. Solo un año después del final de la RDA cruzaban barcos de guerra alemanes en el Golfo Pérsico. Luego en 1999 volaban las bombas alemanas en la guerra de los ataques de la OTAN dirigidas a Yugoslavia. Allí, donde 50 años antes, los soldados del ejército fascista de Hitler destruían pueblos enteros en las guerras contra los guerrilleros, cayeron una vez más bombas alemanas. Hoy en día, se encuentran movilizados alrededor de 7000 soldados alemanes en todo el mundo desde los Balcanes hasta Afganistán.

    ¿Qué tiene que ver todo esto con la Feria del Libro? El nuevo militarismo en Alemania está unido con la inmensa campaña publicitaria. Grandes consorcios de los medios de comunicación quieren hacernos creer que los soldados alemanes van a traer la libertad en Afganistán, mientras que siempre nos llegan nuevas noticias de la cantidad de civiles muertos. Todos los días vemos en el periódico o a través de la televisión que están llevando a cabo, junto con Estados Unidos, una »guerra contra el terror«, mientras que en Iraq, el terror contra las personas pertenece a la vida cotidiana. En los últimos años se han editado en Alemania cientos de libros para convencernos que las nuevas guerras, son guerras buenas. No creemos eso. Nosotros pensamos que lo de Afganistán e Iraq no se trata de paz, ni de libertad, sino de intereses económicos y estrategias geopolíticas. Ante las nuevas propagandas guerreristas respondemos con la frase escrita por Martí en 1876, cuando se refería al México bajo el mandato de Porfirio Díaz: »... ese militarismo nos irrita«.

    Por esa razón para la XVII Feria Internacional del Libro preparamos esta edición especial. Esta edición y el stand del periódico Junge Welt están dedicados al tema »Guerra y Paz«. En las próxima páginas Usted podrá leer como el ejército alemán hace publicidad en la feria del libro para atraer a la nueva generación. Se trata de juegos de computadora, en los que tienen lugar invasiones militares en Latinoamérica y se trata del movimiento de paz alemán. En nuestra entrevista, el último primer ministro del Gobierno de la RDA, Hans Modrow, habla sobre Cuba. Es una edición relacionada con una cultura de paz opuesta al nuevo militarismo alemán. Es una edición que en estos tiempos de crecientes guerras se aferra al lema, que ha sido el más importante de todos los tiempos: »!Nunca más Fascismo!, !nunca más guerra!«