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04.02.2009, 20:50:52 / Feria 2009

Quo vadis?

Von Por Ute Evers
“El deber de todo revolucionario es hacer La Revolución”. Fue el
“El deber de todo revolucionario es hacer La Revolución”. Fue el movimiento estudiantil del ‘68 quien se identificó con los ideales de la revolución cubana

Sobre la imagen de la Cuba actual en la prensa alemana


Cuba es Cuba es Cuba. Esta isla caribeña ha provocado tantos aspavientos en las últimas décadas como ninguna otra nación y, hasta hoy, el debate está cargado, a veces de manera excesiva, tanto de preconceptos políticos como de emociones propiamente humanas.

Independientemente de la tendencia política, hay una avalancha de publicaciones sobre la Revolución Cubana y sus perspectivas, ya sean mediante reportajes, entrevistas, comentarios, ensayos o informes. Los medios de comunicación de Alemania se dieron cita en las fechas del Triunfo de la Revolución Cubana.

Pero antes, permítanme una pequeña retrospectiva: La antigua República Democrática Alemana (RDA) era una aliada natural y una colaboradora activa de la Cuba socialista. Mucha gente de la Alemania Oriental consideraba la isla el refugio del romanticismo revolucionario, que la cotidianidad del socialismo real no le podía brindar, para muchos la revolución cubana era más auténtica e idealista.

En la Alemania Occidental, por el contrario, fue el movimiento estudiantil del '68 quien se identificó con los ideales de la revolución cubana. Un papel significativo desempeñaba el líder estudiantil Rudi Dutschke, que se había entregado tanto a forjar una revolución socialista en la entonces República Federal Alemana como por la lucha contra las deformaciones estalinistas y post-estalinistas de las sociedades en el Este de Europa. Las famosas palabras "El deber de todo revolucionario es hacer La Revolución" se convirtieron en el lema de la rebeldía estudiantil. Finalmente, no hubo revolución, y para el llamado Establishment y sus medios de comunicación, Cuba pasó a estar del otro lado en la Guerra Fría.

Con el derrumbe del campo socialista de Europa a finales de los ochenta, no tardaron en profetizar el mismo destino para el "socialismo tropical". Ahora bien, sabemos que Cuba no cumplió ni unas ni otras esperanzas.

El interés por la isla y su posición singular como "último bastión comunista" tuvo un renacer explosivo en el verano del 2006: ¿Qué pasará después de la era fidelista?, ¿Cuba llegará a abrirse bajo el mando de Raúl Castro? Incluso hubo quienes veían, o llegar a los cubanos de Miami a una nueva Bahía de Cochinos para la liberación de la Isla, o una sublevación popular inundando las calles habaneras. En fin, como había ocurrido en los años noventa del siglo pasado, volvieron los augurios de un final definitivo para el "Régimen". Nueva desilusión: Ni al gobierno de Raúl Castro le hicieron doblar las rodillas supuestos cubanos invasores, ni hubo una rebelión cívica que lo pusiera en fuga.

Volvamos al presente y dediquémonos, entonces, a cómo se ven la Cuba y la revolución cubana de hoy desde la cuna de Alexander von Humboldt, segundo descubridor de Cuba, para dejar constancia de la manera en que nuestra prensa procura crear un debate sobre la evolución de la revolución cubana y su futuro en el Siglo XXI. "¿50 años de Revolución Cubana no son ya demasiados? El capitalismo es revolucionario.": titula el periodista Thomas Schmid en el diario conservador Die Welt (El Mundo) sus reflexiones. En este sentido, presenta a Cuba como una gerontocracia y asevera que Fidel Castro "verdaderamente, ha dejado de ser el sueño de las mujeres occidentales." Del mismo Schmid, aprendemos que "La Revolución era un golpe rápido de independencia, el cual debiera acabar de inmediato con todo tipo de trauma – también con el inevitable trauma de la chatura." Subjetividad y tergiversación de conceptos dominan la argumentación de Schmid para concluir: "El mundo en que vivimos y cuyos frutos estamos comiendo, arriesgó y logró más que los revolucionarios políticos nos quieren hacer creer."

Los logros dentro del proceso revolucionario de Cuba desde el 1959, sobre todo en los sectores de la salud y la educación, son innegables, como dice Karl Grobe en el diario de izquierda liberal Frankfurter Rundschau (Diario de Frankfurt, del Meno): "El sistema educacional supera fácilmente los resultados de estados como Brasil, Argentina o Chile, y lo mismo en cuanto a la atención médica." A pesar de esto hay quienes encuentran la forma para desacreditarlo todo, convirtiendo las carencias y los problemas en la esencia del asunto, pues según el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung (Diario General de Frankfurt, del Meno), la atención médica "teóricamente es gratuita", sólo que "para cortar el tiempo de la espera en la consulta o de una operación" habrá que pagarles algo a los médicos y a las enfermeras. En el semanal Der Stern (La Estrella), Toni Keppeler describe el sistema de la salud y la educación en el reportaje "Un pueblo, siempre con un pie en la sombra" como absurdo y disfuncional por la falta de profesionales ya que "miles de médicos y profesores renuncian a su profesión" para trabajar en otro sector de servicio más lucrativo. Las informaciones que nos ofrece Keppeler, igual que su colega profesional Rüb, se basan en las conversaciones con nativos, sostenidas en el transcurso de sus viajes a Cuba.

En el diario socialista Neues Deutschland, Leo Burghardt aporta un punto de vista diferente del mismo tema, o sea, de la falta de personal. En su artículo "Tiempos de pensar y reflexionar" dice, por ejemplo, que "40 000 médicos y enfermeros trabajan en el extranjero, lo que le trae al Estado divisas necesarias."

Son dos versiones distintas que se deberían completar, no sólo para que el lector pueda sacar su propia conclusión al respecto, sino para dar una visión más realista y menos tendenciosa, sobre todo si las informaciones se nutren únicamente del chisme en la calle.

Pero el poder de la opinión pública está en manos de los grandes medios masivos de comunicación, cuya misión es, como acabamos de ver en los pocos pero suficientes ejemplos, dar pruebas de la insuficiencia de la revolución cubana y todos los proyectos que se realizan en ella. Y para dar más énfasis en la opinión rígida e irreversible que ellos mismos tienen, porque pocos reconocen que en la actualidad existen debates abiertos en Cuba sobre dónde y cómo la revolución cubana debe y tiene que mejorar y donde ya está mejorando, se le da la voz a intelectuales cubanos que en su mayoría son contrarios al sistema actual de Cuba. Entre ellos destacan la periodista independiente Yoani Sánchez, quien está teniendo cada vez más espacio en la prensa de habla alemán, escritores como Antonio José Ponte y Amir Valle, también la cantante Gloria Estefan y el editor Pio E. Serrano. Todos ellos aparecen ahora, con motivo de los 50 años de la revolución cubana, en nuestra prensa, y a ellos se les escucha como si fueran los auténticos barómetros de la opinión pública cubana.

Y si se entrevista a intelectuales como a Leonardo Padura, se le presenta como "uno de los pocos conocidos escritores cubanos que todavía se han quedado en Cuba" y que, a pesar de que sus críticas son bastantes constructivas, lo identifican como "partidario de la revolución".

Tampoco les falta al público alemán voces que se presentan como amantes desilusionados de la revolución cubana, pues siempre ha estado de moda dar una visión supuestamente crítica, inteligente y con tendencias izquierdistas sobre los Barbudos. En el fondo, la mayoría de ellos ha dejado de creer en la revolución, mas no tiene el valor de admitirlo públicamente porque estarían fuera del juego de los llamados "izquierdistas de salón".

Los múltiples reportajes que están apareciendo alrededor del cincuentenario de la Revolución, pretenden dar la verdadera imagen de la realidad cotidiana, precisamente por las cercanías en la vida real. Sin embargo, no cumplen su pretendida objetividad porque estas informaciones no pasan de ser casuales y anecdóticas, aunque el rumoreo cubano es fuente informativa importante. Pero es un error pensar que por medio de informaciones informales se pueda encausar un debate político-cultural serio a propósito de Cuba o de no importa qué. En fin, lo que aparece en la prensa alemana sobre esa isla santa y maldita es tan prejuiciada, parcial e inexacta, que estos informativos podrían comenzarse a llamar desinformativos, si de Cuba se trata.


"La Cuba actual es el resultado de esta revolución y de una historia mucho más profunda, y no sólo el resultado del poder de una sola Dictadura o de dos hermanos, como se suele pintar en las mesas redondas, los suplementos culturales y los programas televisivos." (Michael Zeuske, Lateinamerika Nachrichten / Noticias de América Latina, Berlín, enero 2009)

Ute Evers es latinoamericanista. Se dedica, sobre todo, a la crítica y promoción literarias. Publica en revistas y diarios en Alemania, Austria y Suiza.


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