04.02.2009 / 0

Pequeña Habana en Berlín

Por Peter Steiniger

Los cubanos también dan un toque a la diversidad cultural de la capital alemana y con ello se sienten más cerca de su isla


Según las estadísticas, de los 3,4 millones de habitantes en Berlín casi medio millón son extranjeros. La mayoría de ellos llegaron a Berlín del Oeste antes de la caída del muro como fuerza de trabajo barata y desde entonces la segunda y tercera generación de estos inmigrantes han hecho de Berlín su casa.

Como ciudad cosmopolita por excelencia, en Berlín están registradas oficialmente personas de 148 países, de los 193 estados soberanos reconocidos por la ONU. Casi tres cuartas partes de estos habitantes con raíces foráneas proceden de otros países de Europa. Todos ellos contribuyen en gran medida al especial encanto de esta ciudad metropolitana, y aquí los cubanos también ponen su granito de arena. Aproximadamente 1200 cubanos son también berlineses, un número que, comparado con otros grupos de emigrantes resulta, sin embargo, relativamente pequeño. Más de la mitad de los casi 24 000 americanos que viven legalmente en Berlín son naturales de EE.UU. y antes de Cuba figuran aún las comunidades de brasileños y canadienses. Pero los datos oficiales seguramente no abarcan la cifra real, pues muchos inmigrantes del este de Europa y de países del tercer mundo viven y trabajan aquí sin documentos ni residencia oficial.

Si uno habla con cubanos establecidos aquí, nota que ellos alaban las ventajas, la diversidad y la universalidad de la ciudad. Sin embargo, la vida en Berlín se ha vuelto más dura: resulta difícil encontrar trabajo, sobre todo el bien remunerado, y también el clima y el temperamento de los alemanes, que son más fríos, probablemente contribuyan a que la nostalgia por su isla jamás se desvanezca.

En busca de huellas cubanas dentro de la vida citadina uno encuentra casi una docena de bares y restaurantes, en algunos de los cuales generalmente se puede disfrutar en vivo del baile y la música cubana. Sin embargo, de toda la variedad latinoamericana de Berlín, estos sólo representan una fracción. Algunas tiendas pequeñas se han especializado en productos cubanos y ofertan a los alemanes admiradores de Cuba y a los cubanos de aquí productos “vitales” como el ron, el tabaco y el café. Entre ellas se encuentra la Tienda Cubana, que oferta estas mercancías vía Internet desde Berlín. Aquí me he enterado de que la demanda de estos clásicos cubanos, famosos por su buena calidad, continúa en ascenso. Para los cubanos que viven en Alemania estas tiendas y locales son importantes puntos de encuentro y la comida típica y los objetos Made in Cuba un pedazo de patria.

Uno de estos lugares se encuentra un poco apartado, en una calle interior del distrito berlinés Friedrichshain. Antiguamente, este era un típico barrio de obreros y aún en nuestros días no es una zona refinada. Muchos estudiantes se han mudado aquí, la población es variada y por las calles se suele escuchar lenguas romances. Un pequeño grupo de habitantes cubanos siempre acude a la “Fiesta de Solidaridad” que se celebra cada año cercano al 26 de julio en un parque aledaño.

El “Cubanísimo” es un diminuto bar que apenas tiene lugar para una docena de invitados. Durante el verano los clientes se sientan en bancos al aire libre frente a la colorida entrada y discuten más animados y alto de lo que acostumbran los alemanes. Pero en esta tarde de enero el bar está desolado. Enero es un mes malo para el negocio gastronómico, me explican Irmgard y Wolfgang, los encargados esta tarde. En la pared detrás del mostrador está la famosa foto de Fidel y Hemingway, también el Ché está presente.

Irmgard es de Baviera y está casada con Florentino, quien vive en Berlín desde 1993, trabaja como mecánico y es además el dueño de este bar. Por estos días él está de vacaciones en La Habana, su ciudad natal. También Wolfgang, de origen austriaco y naturalizado en Berlín occidental, está casado con una cubana. Su nombre es Miriam y antes fue policía de tránsito y estudió electrónica en la RDA. La mayor parte de los clientes habituales del bar son los llamados cubanos de la RDA, que vinieron a estudiar o trabajar y se casaron con alemanes o “desertaron” junto a los demás hacia el Oeste después de la caída del muro. Por aquí también se aparecen de vez en cuando algunos boxeadores cubanos que han sido contratados por clubes berlineses y pelean por dinero en vez de por honor.

Irmgard y Wolfgang aman la belleza de Cuba y la amabilidad de su gente. Dicen que los cubanos son gente humilde, pero muy cultos y siempre solidarios entre sí. Wolfgang opina que los alemanes no ayudan a sus familias como lo hacen los cubanos, y que esto es necesario porque después de todo, en Cuba todavía se racionan los alimentos – “como pasó con nosotros después de la guerra”, aunque, según él, el gobierno cubano seguramente recibe mucho dinero de los EE.UU. por la Base de Guantánamo. Los chismes en el “Cubanísimo” son tan frecuentes como en Cuba: el dueño reporta que el Presidente Chino estuvo en estos días de visita en La Habana, incluso hasta el Jefe de Estado ruso, a quien desde hace décadas no se le veía por allá. Algo esta pasando en Cuba, pero Wolfgang tampoco sabe qué exactamente, pero sí escuchó que los hermanos Castro son unas de las personas más ricas del mundo. Yo puedo disuadirlo de este cuento de hadas que fue publicado en una revista estadounidense.

En Kreuzberg, el distrito vecino, me encuentro con Reinaldo y a su esposa alemana Natalie. Rei se casó con ella en 1999 y vive en Berlín hace casi 10 años. En la Habana fue fotógrafo por tradición familiar, y trabajaba para una revista de deporte. Luego comenzó de socorrista en Rescate y Salvamento y finalmente fue profesor de buceo en Playa Girón. Él me cuenta que luego de sufrir un terrible accidente en 1992 recibió una excelente atención médica y mucho apoyo a pesar de las enormes dificultades que existían por causa del Periodo Especial. Entre sus amigos berlineses están otros cubanos, sin embargo la nacionalidad en realidad no es un criterio determinante en este sentido.

Casi todos sus compatriotas aún están muy ligados a su tierra, aunque la prensa de aquí también ejerce influencia sobre ellos. Reinaldo opina que aquí publican “la misma mierda” sobre Cuba que en El Nuevo Herald y en el resto de los periódicos de Miami. La sociedad y el gobierno en Cuba no son perfectos, pero sí “mejores que muchos otros”. Me gustaría saber qué cambios se necesitan en Cuba con urgencia. Por supuesto que la burocracia es horrible, pero en todos lados es así, también en Alemania. Finalmente Rei dice que el bloqueo tiene que irse abajo, pero el auto-bloqueo, la espera por los cambios desde arriba, probablemente eso sea lo más difícil. ¿Seguirá la generación posterior a la de Fidel Castro el camino de la Revolución? ¿Podrá Cuba celebrar también su Aniversario 60, contrario a lo que esperan los medios de comunicación capitalistas? En esto Rei y Natalie son optimistas: “Ojalá, sí, seguramente”.
Peter Steiniger es redactor del periódico junge Welt y responsable de su edición digital.

https://www.jungewelt.de/blogs/feria2009/301331