31.01.2008 / 0

Con el símbolo de la paloma

Peter Steiniger

Lucha contra la guerra global« (Fight global War) – bajo este lema protestaron miles de personas en una manifestación en contra de la denominada Conferencia de Seguridad del 8 hasta el 10 de febrero, en Munich, en el sur de Alemania.

Allí, protegidos por una enorme presencia de soldados y policías, se reúnen cada año lobbyistas de la industria armamentista, funcionarios del Gobierno y militares de alto rango. En la reunión no oficial participan unos 40 ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa, en su mayoría de los países de la OTAN. Deliberan sobre misiones de guerra, sobre estrategias militares internacionales y sobre los negocios con la muerte. Las protestas del Movimiento por la Paz expresan lo que muchos en Alemania opinan de esta »seguridad«: Ella significa guerra, tortura y terror. Las protestas dejan en claro que la injusticia y la explotación global son las causas reales de la guerra y que a los gobernantes lo que les importa son los beneficios y las materias primas.

En el siglo pasado Alemania fue responsable por dos guerras mundiales con millones de víctimas. De la historia solo podía sacarse una lección: Del suelo alemán no debería comenzar nunca más una guerra. Pero en 1990, después de la anexión de la República Democrática Alemana (RDA) por parte de la República Federal (RFA) pronto esta máxima no tuvo más validez.

Paso a paso se llevó a cabo el regreso a la normalidad »imperialista« y a la eliminación del derecho internacional público. Intereses económicos y estratégicos son impuestos nuevamente militarmente. El ejército federal es reorganizado, con mucho dinero, para ser convertido en un ejército de intervención que pueda actuar a nivel mundial. La guerra es otra vez un instrumento de la política: El quiebre histórico se llevó a cabo en 1999, cuando aviones bombarderos alemanes fueron involucrados en el ataque de la OTAN a Yugoslavia. Alemania es una fuerza motriz en el rearme de la Unión Europea para convertirla en un poderoso bloque y además apoya activamente las intervenciones de los Estados Unidos en la »guerra contra el terror«.

La mayor base militar de la Fuerza Aérea estadounidense fuera del territorio de Estados Unidos, se encuentra en Alemania en Ramstein. Desde allí son transportadas tropas y equipos a los diversos campos de guerra. En Afganistán el ejército alemán participa de la ocupación del país. Para el entonces ministro de defensa alemán, Peter Struck, Alemania »va a ser defendida ahora también en la región del Hindu Kush«. Este año soldados del Ejército alemán van a intervenir también activamente en acciones de guerra.

Mientras que la salud y la educación están cada día más caras y más de cuatro millones de personas en Alemania no tienen trabajo, los gastos del estado para armamentos aumentan cada vez más. Este desarrollo es acompañado por una ofensiva ideológica en los principales medios de comunicación, para camuflar las intervenciones como humanitarias o para disimularlas como protección contra las amenazas terroristas.

Todo esto está sucediendo a pesar de que una mayoría de la población en Alemania rechaza tanto estas aventuras belicosas y como también la militarización de la política exterior. La tarea principal del Movimiento por la Paz es superar la pasividad de esta mayoría. Muchos alemanes se comprometen contra el aumento de los armamentos, en contra de las exportaciones de armamentos y luchan por la paz. El Movimiento por la Paz es múltiple: va desde socialistas y comunistas, también grupos religiosos y hasta muchos jóvenes que están en contra de las políticas del G-8 y en contra de un orden mundial unipolar. Su debilidad radica en el hecho de que muchos luchan en forma aislada y esporádica. Pero, incluso en condiciones difíciles no debe caerse en ninguna clase de resignación. Las grandes protestas de decenas de miles en contra de la reunión Cumbre del G-8 en la ciudad de Heiligendamm en el verano del 2007, fueron también una culminación de la lucha por la paz y por la solidaridad. Ellas fueron la prueba de que la izquierda puede movilizar a la gente y ganar en fuerza.

El movimiento pacifista alemán tiene profundas y antiguas raíces en el movimiento laboral. Rosa Luxemburgo y Karl Lieb­knecht, fundadores del Partido Comunista de Alemania, simbolizaron ya en la Primera Guerra Mundial la lucha contra el nacionalismo y el militarismo. Para la socialista Alemania Oriental, hasta el final, tuvo prioridad suprema la preservación de la paz en Europa y la solidaridad internacional. En Alemania Occidental los pacifistas y la izquierda lucharon contra el rearme alemán, contra la política de la OTAN y contra la carrera de armamentos nucleares. En los años ochenta, cientos de miles de personas protestaron contra los nuevos misiles nucleares que pusieron en peligro la paz mundial y que llevó al campo soviético a desangrarse en la carrera armamentista. Después de la unificación alemana, los Movimientos por la Paz del Este y del Oeste se han unido y crecido juntos. Lo más destacado de su actuación fueron las acciones contra las guerras de Estados Unidos y sus aliados, en el Golfo y en contra de Yugoslavia.

Máxima prioridad tiene hoy la demanda de la retirada de Afganistán del Ejército alemán. En el Parlamento federal solamente el partido »La Izquierda« (Die Linke) apoya completamente esta demanda. Con campañas para informar a la población, con las recolecciones de firmas y con manifestaciones, también este año será proseguido el trabajo por la Paz. Otro punto central consiste en obstaculizar que el ejército reclute jóvenes para el ejército federal en las oficinas de empleo. ¡Nadie debe dejarse enrolar en la guerra por causa de necesidad extrema o por falta de perspectivas! El Movimiento por la Paz necesita medios de comunicación con una clara posición contra la guerra y contra el imperialismo para llegar hoy en día a la opinión pública alemana. El consecuente periódico antibélico Junge Welt (Mundo Joven) está día por día al lado del Movimiento por la Paz.

https://www.jungewelt.de/blogs/havanna/301254